Da la
sensación de que en las redacciones de los grandes medios occidentales, estuvo
y está prohibido hablar, dar la más minima información, sobre la revolución de
Islandia, la más grande en esta era de revoluciones, iniciada en París, en
1789. Que la nueva constitución de esta isla, a mitad de camino entre América y
Europa, habitada por descendientes de vikingos, la redacten veinticinco
ciudadanos, elegidos del pueblo –él único requisito era no ser un político
profesional y contar con el aval de treinta firmas-, se eligieron de un listado
de 522 que se presentó, es por cierto bastante más revolucionario que una carta
magna inspirada por un Diderot, un D’Alembert o un Voltaire, tres insignes
masones enciclopedistas; o un soviet socialista diseñado por un Marx, un Lenin,
un Trotsky, o un Stalin. No sería justo poner en la misma bolsa a los padres de la democracia norteamericana, más de
uno de aquéllos próceres estaría hoy día movilizándose en Wall Street, pidiendo
la cárcel para los banqueros que se han apropiado de los sueños del pueblo
norteamericano, de sus destinos, apañando la industria de la guerra y la
manipulación de la paz mundial.
Los más de
cincuenta mil franceses muertos durante el Terror revolucionario, empezando por Luis XVI, último rey de Francia,
conforme los postulados jacobinos, o los millones de víctimas de la revolución
de los soviets, empezando por el asesinato del zar Nicolás II y su familia,
según el mandato de la conjura bolchevique, o los cientos de muertos de la Plaza de la Liberación , de El Cairo, durante la primavera del
mundo árabe, distan demasiado de la pacífica revolución de las cacerolas
islandesas, que no reporta ni un herido.
Lo más importante, que el pueblo de Islandia en
directo, sin intermediarios ni representantes, a partir de los postulados de
una democracia participativa, asuma los asuntos de Estado, más allá de la
división de poderes republicanos (1789) o la instauración de la dictadura del
proletariado (1918), encarcelando a los políticos y banqueros responsables de
la debacle ética y económica de la Isla de los volcanes, al tiempo que por la
decisión ciudadana de un referendum, exigido por el pueblo en las calles
durante 16 semanas sin quemar un automóvil, se votó el no pago de la deuda
externa, marzo de 2010, 93% de votos a favor de no pago; pura democracia, sin
aderezos. También decidieron la nacionalización la banca; no, no les sopló el libreto ningún partido troskista, ningún economista iluminado, puro sentido común, prudencia política.
La venganza de los islandeses ante el silencio
de radio de Occidente no se ha hecho esperar. El Parlamento ha votado por 50
votos a favor y 1 en contra, la iniciativa islandesa de medios modernos (IMMI),
ley destinada a proteger el periodismo de investigación y toda forma de medios
on line, compendio de la más avanzada legislación comparada sobre medios; no,
Mariotto no se inspiró en este documento para diseñar la política de Estado del
oficialismo sobre el asunto. En esto coinciden tanto Víctor Hugo Morales como
Jorge Lanata, no han informado ni han hecho comentarios sobre la moderna
legislación de medios del país de los volcanes, mucho menos sobre su
experiencia revolucionaria, raro sobre todo en el hombre de los tiradores, él
que investiga sobre minorías -23 hombres- que pueden salvar al mundo.
La
nueva legislación ofrece protección jurídica a las fuentes, así como a las
comunicaciones entre los periodistas y éstas. Se incluyen también medidas que
permitan poner fin a lo que se conoce como “turismo de difamación”, a saber, la
práctica de presentar demandas –por poderosos grupos- en países donde la
legislación sea más favorable, con independencia de los países donde están
establecidas las partes. En virtud de estas propuestas, aquellos que sean
acusados por difamación, podrían plantear un contra-proceso en Islandia. Andrew
Scott, profesor de derecho en la London
School of Economics, estimó, antes de aprobarse la ley, que
estas medidas “transformarían al humilde periodista islandés en un superhombre
jurídico, fuera del alcance de los tribunales de fuera de Islandia por todos
los comentarios realizados en su país.”
Lo
más notable de esta más que pacífica y plural revolución democrática, es que
con tres años de vida, ha triplicado el crecimiento económico de los
islandeses, hecho tan inédito como poco difundido; el crecimiento de la
economía de la isla es sostenido a partir de su revolución silenciada, por tres
años consecutivos, insólito en la zona euro en estos días. Y sí, Islandia es el
país nórdico con más alto nivel de vida, superior al de Noruega. No está de más
informar que en Islandia no hay desocupación, no hay pobres, no hay indigentes,
la salud pública y la educación superior son de libre acceso. Islandia es el
país del planeta con más alto nivel de vida.
El
PBI per cápita de los islandeses del año pasado, ha sido de 38.000 dólares,
contra 58.000 de Noruega, presentada como la número uno. Sí, es cierto, los
Emiratos Árabes y el Qatar, o Lichenstein, presentan PBI per cápita que superan
los 100.000 dólares anuales, pero, convengamos, uno es un paraíso fiscal o los
otros son monarquías petroleras en donde la libertad o la igualdad son monedas
raras. El caso de los EEUU, con un 8% de desocupación, contra un PBI anual per
cápita de 47.000 dólares, estamos hablando de millones de desocupados, lo saca
de ese selecto ranking.
Creo
que no se tiene en cuenta en ese análisis que Noruega es uno de los principales
países productores de petróleo del planeta, con las reservas del Mar del Norte,
mientras en Islandia la principal fuente de energía es la del vapor producido
por los volcanes, energía geotérmica, no contaminante y renovable, digamos que
dura lo que el planeta. A esto hay que agregarle que no tiene fuerzas armadas,
tan sólo una lancha costera, así y todo fue invadida por Gran Bretaña durante la II º guerra, a pesar de haberse declarado neutral.
Durante los 70 vuelve a toparse con Gran Bretaña durante la llamada “guerra del
bacalao”, su principal fuente de riqueza, la pesca. Sí, no son pocas las cosas
que tenemos en común con los islandeses, algunos paisajes son de notable
parecido.
Presos en Islandia como consecuencia de la crisis de 2008, de
hecho, aún no ha habido; el ex Primer Ministro, Geir Haarde, ha sido absuelto
de culpa y cargo de la acusación de haber sido “negligente” en el manejo de la
crisis bancaria de 2008. Sí, se han dictado pedidos de captura a Interpol de
banqueros de los tres principales bancos, Kaupthing Bank , nacionalizado en
2008, el más importante del país, nueve detenidos, Glitnir Bank, tres
directores y varios accionistas y de Landbanski, el banco nacional más antiguo. Los
activos de estos tres bancos eran veinte veces el PBI de Islandia, de 12 mil
millones de dólares. No más de treinta personas habían decidido quedarse con
ese pequeño país, en el caso del Glitnir Bank, sus directivos son acusados de
la apropiación fraudulenta de más de 2000 mil millones de dólares, por medio de
autopréstamos.
Es cierto, Islandia es un pequeño país que tiene menos
habitantes que el barrio de Almagro, de la ciudad autónoma de Buenos Aires, 318
mil son los islandeses. Ahora bien, la provincia de Santa Cruz, la más austral
de la Argentina ,
segunda en tamaño luego de la de Buenos Aires, está habitada por bastante menos
gente, 272 mil son los santacruceños, según el último censo. Aparte de los
paisajes, tienen en común algo, islandeses y santacruceños, además de una
oligarquía delirante decidida a quedarse con todo. Poco y nada, la voluntad
política, la paciencia y la perseverancia de los islandeses, dista años luz del
sometimiento, la obsecuencia, la mansedumbre y la adaptación a la ficticia
comodidad impuesta por el clientelismo degradante. No, no es un problema de número. Es
cierto, habría que ver cómo se las ingeniarían los pescadores de bacalao de mar
boreal, con la perfidia y la capacidad de simulación de la última dinastía
peronista.
A los argentinos de bien, con capacidad crítica, mínimo sentido
común, despojados de todo ideologismo, hombres y mujeres libres, no nos queda
otra alternativa que reiniciar el camino interrumpido en 2002 luego de los
asesinatos de Santillán y Kostecki, con el adelantamiento del llamado a
elecciones y la sucesión decidida a dedo por Eduardo Duhalde. Néstor Kirchner
no fue otra cosa que el emergente de esa crisis, elegido por sobre todo por ser
un hombre de las corporaciones anglosajones de la minería y el petróleo, condición
sine qua non exigida por el Imperio para autorizar la sucesión de la satrapía,
segundo, por ser miembro de esa selecta oligarquía de políticos argentinos con
una fortuna superior a los 1000 millones de dólares, tercero y principal, por
haber destruido, arrasado, al pacífico movimiento de protesta cacerolero y
asambleario de Río Gallegos a cadenazos y golpes de manopla sin que se enterara
nadie que valiera la pena en Buenos Aires, la metrópoli.
Para ese entonces, más de 350 asambleas se reunían en todo el
país, a lo largo y a lo ancho, todas las semanas durante 3 ó más horas, hubiera
sol, lluvia, granizo, en la calle o en locales cerrados, bares, parroquias,
para debatir los destinos de qué país querían, convencidos del fracaso de la
clase política en pleno. La única sobreviviente fue la mediática de
Gualeguaychú, justamente, una asamblea ambientalista, de baja intensidad, que
en plena crisis no existía, su nacimiento fue posterior; así y todo, marcó la
agenda de la política exterior de la Argentina durante
los primeros años de la hegemonía patagónica.
Imaginar, tan sólo imaginar, qué puede suceder en esta
Argentina atravesada por la decepción y el desaliento, por la alienación y la
irritación, si tan sólo un cuarto de su Pueblo, se llega a poner de acuerdo y
decide tirar para el mismo lado, humedece los ojos y pone los pelos de punta.
Sí, tan sólo un cuarto, el resto puede seguir mirando a Tinelli o la Copa Libertadores , da lo mismo.
En este mundo globalizado y en crisis terminal del
capitalismo y del sistema liberal representativo, entiendo que tanto Islandia
como la Argentina tienen un destino manifiesto, darle una
lección de Democracia al mundo, que falta le hace. Las oligarquías y
corporaciones financieras, los partidos políticos tradicionales, sean de
izquierda o derecha, vacíos de simbólicos y sobre todo de militantes genuinos,
las mass mediáticas, ya no hayan forma de poder perpetuarse en el poder, con
alternancias que son puro maquillaje. Creo que estos países del fin del mundo,
austral y boreal, están en condiciones de sorprenderse antes que nada a sí
mismos.
En el 2009 los islandeses comenzaron con su revolución
pacífica sin tanta alharaca. No fue el caso de este país austral, acostumbrado
tan mal a las masacres. Es hora que los ciudadanos, uno por uno, empecemos a
deponer la violencia de nuestros corazones, tan mal alimentados de rencores y
discordia. La mecha está pronta, el mismo Diablo la ha puesto, los peronistas y
gorilas de hoy día se amenazan de muerte, más allá de la impostura y los tics
de utilería de ambos, de guapos y patotas de pacotilla, esto puede volar en mil
pedazos, sobre todo por la proverbial imbecilidad política de ambos, las
golpizas a los camarógrafos de 678 o a los militantes del PRO, dan fe, mañana
mismo, cacerolazo de por medio, por más minoritarios y de barrio norte que
sean, se pueden convertir primero en grescas y luego en tragedia. Que la desidia, la pereza intelectual, el acendrado analfabetismo
político o las improntas del pensamiento binario, no vuelvan a nublarnos el
entendimiento, anularnos la razón. Estamos a tiempo, hay margen para el debate
y la reflexión en cada quien. Esto se va a empezar a poner más que interesante
hacia la añorada Primavera. La nuestra.